Se puede decir que un tabaco es un tabaco. Esto nunca sucedería con un tabaco Padrón. José Padrón ha dedicado toda su vida a producir los tabacos que llevan su nombre y tanto el tabaco como el hombre han adquirido el más alto respeto de aquellos que le conocen. Ambos son cubanos en el alma y ambos garantizan hacerle sonreír. Los tabacos torcidos a mano por Padrón tienen raíces en la España del Siglo XV. Los exploradores españoles descubrieron en Centroamérica, la tradición de fumar varias hojas selectas de tabaco, atadas con hilo. De hecho, la palabra "cigarro" en Español y, de la cual se deriva la palabra "cigar" en inglés, es adaptada del término maya "sik'ar" que significa "fumar". Tanto el tabaco como la tradición de fumar fueron introducidos en España y adoptados posteriormente por el resto de Europa, dos siglos después que regresaron los exploradores españoles. El tabaco llega a los Estados Unidos a través de los asentamientos en el estado de Connecticut en 1633. El tabaco siempre ha sido asociado con prosperidad. Y, no existe aroma más dulce que el del tabaco Padrón ya que la historia personal de José Padrón es el equivalente a las historias americanas más famosas de nuestro tiempo. José Padrón se crió en Piñar del Río, Cuba, y, desde pequeño, fue bien entrenado en el cultivo del tabaco y en el arte delicado de torcer el tabaco a mano, tal y como lo habían hecho su padre y sus abuelos anteriormente. La tensión política en Cuba después que Fidel Castro asume el poder, sin mencionar la confiscación de las plantaciones de tabaco de su familia, forzó a José, junto con su esposa e hijos a huír hacia el país de sus ancestros: a España. En menos de un año, José y su familia se trasladaron a los Estados Unidos vía Nueva York y, finalmente, se establecieron en Miami.
Por más de dos años y medio, José trabajó en diferentes lugares - sin importar lo que hacía, con tal de poder procurar el sustento de su familia. Con mucho esfuerzo, logró ahorrar un poco de dinero y el 8 de septiembre de 1969, José invirtió todo lo que poseía para realizar su sueño: plantar las semillas de tabaco que sacó secretamente de Cuba. Rentando un pequeño almacén en la "Pequeña Habana" y con un sólo empleado, José comenzó a producir tabacos durante el día para venderlos por la noche. ¡En 1965, había vendido 66,000 tabacos! Hoy en día, venden más que eso semanalmente. La tradición se sigue pasando de generación en generación y ahora los nietos de José Padrón están aprendiendo los secretos del cultivo del tabaco y el delicado arte de torcer el tabaco a mano, tal y como lo hicieron las generaciones anteriores de la familia Padrón. |
© 1996-2003 PORT ROYAL CIGARS
/ e-mail